Ni las atracciones vertiginosas, ni los muertos vivientes de PortAventura pudieron con nosotros. Unos fueron más valientes que otros pero todos, juntos, vivimos un intenso fin de semana de aventura en el que el componente principal fue la diversión.
El sábado por la mañana comenzábamos muy temprano con la cita en el autobús. Nuestro chófer de Hife, para algunos Francico, para otros, Vicente, fue una agradable compañía durante todo el fin de semana. Para el viaje habíamos contratado un servicio de animación a bordo, con bingo incluido.
Así que nuestro showman cogió el micrófono y nos amenizó los kilómetreos con su retahíla de chistes, números e historias. A continuación tenéis las sensaciones de la flamante ganadora del bingo de 6.347,17 euros:
Cuando llegamos, descubrimos el fantástico Hotel Gold River, con ambientación western y unas habitaciones preciosas, en las cuales nos fuimos organizando antes de salir a explorar el parque.
Con ese valor que te da el grupo, fuimos en manada a montarnos en la Stampida, la prueba de fuego. Los que se quedaron con ganas de más, después del traqueteo de esos vagones sobre la montaña rusa de madera, fueron a por atracciones más fuertes. Los que ya habían llegado a su dosis de adrenalina, se plantaron para disponerse a descubrir el parque y en busca de espectáculos.
Así transcurrió el sábado hasta que cayó la noche. Y con la oscuridad, las criaturas más terroríficas salieron a pasear… Llegaba el momento del horror, llegaba Halloween…
Cenamos, descansamos como cowboys, y al día siguiente volvimos a levantarnos temprano para desayunar y coger fuerzas para nuestro último día de aventura.
Hemos intentado juntar todas las fotos en un vídeo, y el resultado no es tan bueno como nos gustaría, pero os podéis hacer una idea de cómo nos lo pasamos:
La vuelta a Zaragoza, después de tantas emociones fuertes, fue especialmente dura. Tanto, que algunos casi no llegan. Pero lo bien que nos lo pasamos sirvió para recargar las pilas, romper con la rutina del día a día y enfrentarnos a nuestros miedos más instintivos, tan intensos que nos hacen quitar importancia a los miedos racionales que nosotros mismos nos imponemos.
Fueron dos días de estar en familia, entre amigos, en un ambiente fantástico. Encontrarte con otros fragolinos por PortAventura era como haber trasladado El Frago a ese otro lugar poblado por montañas rusas. Y lo más bonito era ese entusiasmo que teníamos todos al querer que otros fragolinos sintieran las sensaciones y emociones que tú sentías y que sabías que les iban a gustar.
Todos nos decíamos a todos lo chulo que era esto o aquello, y ese querer compartir momentos y experiencias con los que quieres ha sido lo mejor de un viaje en el que no ha habido nada malo. Gracias, María Pilar, por tu idea y por tu esfuerzo por planificar esta aventura cuyo resultado ha sido una vivencia inolvidable para todos nosotros. Y gracias a todos los fragolinos por ser personas tan geniales; como puse en Facebook, ¡formamos un gran equipo!