Y hay quien dice que más de 90… En ese intervalo de éxito se encuentra la actividad central del día de San Jorge, que es tradición desde hace muchos años, tantos que intentábamos hacer la cuenta y no nos poníamos de acuerdo.
Como siempre, unos comenzaron caminando y otros en coche o bicicleta, pero a partir de la Collada no hay elección: todos debíamos realizar el último tramo, el más duro, a pata. Y de este modo, sobre las seis de la tarde comenzaban a llegar los fragolinos a lo más alto del monte más bonito. Era el turno del bocata, para los más afortunados, en un panecillo de Biel que al año que viene solo se entregará a los que de verdad hagan la excursión, ¡que son quienes se lo ganan!
Mientras los bocatas de tortilla se iban apurando y se compartía la bota de vino, Carmelo y Carlos, como cada año, colocaban la bandera nueva en lo más alto del árbol más grandioso de la cima. Es una bandera que simboliza el orgullo de todos los fragolinos por ser aragoneses poder celebrar San Jorge subiendo al monte que lleva su nombre, donde el patrón de Aragón dejó huella (literalmente).
Pero no os creáis que esto fue lo único que hicimos… porque si la puesta de la bandera es tradicional, también lo es el Concurso de dibujo y redacción que organiza la Biblioteca de El Frago por San Jorge. En él, grandes y pequeños despliegan todas sus dotes artísticas y nos dejan impresionados con obras como estas que están expuestas en la biblioteca (y que por cierto este año incluyen delicados dragones de papiroflexia):
Y lo mejor de todo es que la participación siempre tiene premio, porque nos gusta hacer cosas juntos y lo celebramos a lo grande. Tanto si te llevas unos rotuladores como un panecillo, el regalo más grande es pasar año tras año un día tan bonito todos juntos, almacenando buenos momentos en la gran familia que formamos los fragolinos.
¿Qué otra cosa podemos decir? ¡Viva El Frago y viva Aragón!