La celebración del Gallo se unió este año a las compras y la solidaridad. La Sala de Plenos del Ayuntamiento se llenó de color y pingos con los diferentes puestos que formaban el IV Rastrillo solidario fragolino. Unas jóvenes pero expertas vendedoras, además de la colaboración de todos los vecinos de El Frago consiguieron que la recaudación casi llegara a los 1.000 euros.
Concretamente fueron 950 euros, de los cuales 250 se destinarán a las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, y 150 a los chicos del COIL La Jota (centro de disminuidos físicos y psíquicos perteneciente a la Fundación DFA). Ambos nos trajeron sus propios materiales hechos a mano para que los vendiéramos en el rastrillo, y la verdad es que les devolveremos muy pocas cosas sin vender.
De la cantidad restante, 275 euros serán enviados a Cáritas, y otros 275 a Cruz Roja, con el objetivo de que ese dinero llegue a las familias de Zaragoza que tienen menos recursos.
¡¡Gracias!! Gracias a tod@as l@s que lo habéis hecho posible: quienes habéis donado vuestras cosas, quienes habéis venido a comprar y quienes habéis trabajado por el rastrillo. Nada de esto habría sido posible sin vosotros; seguro que varias familias zaragozanas pasan un poquico mejor la Navidad gracias a l@s fragolin@s.
Al cerrar las puertas del rastrillo en su primera jornada, todavía quedaba mucho por hacer. ¡Cómo cunde este Gallo! Lo habíamos visto durante todo el día en su caja con el cartel que indicaba su precio: sí, sí, ¡hasta el Gallo estaba a la venta! Pero a las ocho de la tarde fue colocado en el lugar que le correspondía para comenzar la procesión. Como es costumbre, los hombres le cantaban a San Nicolás y las mujeres a Santa Lucía, aunque con cierto pique entre ellos que hizo que la procesión fuese un poco menos convencional de lo que se esperaba. Eso sí, con un resultado muy divertido. Más fotos…
Como ya sabéis, el pequeño rato de frío de la procesión tiene recompensa: la cena popular de judías y pollo. A partir de las nueve fueron bajando a la Casa Cultural, uno tras otro como si de otra procesión se tratara, los manjares cocinados por las diferentes casas de El Frago, a cuál más exquisito.
Y tras llenar los estómagos, tocaba bajar la cena, que lo que se dice ligera no era… Así que a medianoche comenzamos a mover los esqueletos al son del Trío Impacto, que por cierto no lo hacía nada mal. Además, nos tocaron hasta en dos ocasiones «El polvorete», ¡y cómo subía el Gallo!