Miércoles 7 de agosto, nueve de la noche. Los cocineros bajan sus migas a la plaza y comienza la merienda del primer día de fiestas. A lo que se apuran las últimas cucharadas, rompe a llover. La charanga toca pero pocos se mueven; un pistoletazo de salida pasado por agua.
Después de trasladar los chorizos y las migas con chocolate al Chiringuito, amainó la lluvia. Momento de volver a la Plaza al son de la charanga y de preparar posiciones para el pregón. «Estamos ya en el primer miércoles de agosto; esa es buena fecha, es la mejor fecha del calendario: es el inicio de las fiestas de El Frago y pese a la lluvia y los inconvenientes, las vamos a disfrutar», comenzaba contando «el sepia» en un emotivo pregón que «desde su primera línea va dedicado a Pepe».
Dichas estas palabras, comenzaban las fiestas de El Frago. Unas fiestas que nos unen a todos y que nos hacen olvidar, durante cinco días, la gravedad de los problemas. ¿Cómo? Disfrazándonos, bailando, riendo, jugando, tomando cañas y sobre todo… estando con otros fragolinos para los que las fiestas de El Frago son las mejores del mundo. ¡FELICES FIESTAS!